Ruta de la Seda: la vuelta al mundo en 22 siglos

El milenario camino conectaba a China con la India, Asia Central y la antigua Roma. No era un solo trayecto, sino que estaba compuesto por numerosos senderos. Las expediciones de Zhang Qian y Alejandro Magno. El valor de la seda
Fuente: Revista Instituto Confucio - 2017-05-22
La famosa ruta comienza en la antigua capital del este de China, Chang’an (actual Xi’an), atraviesa Afganistán, Irán, Irak y Siria entre otros países, alcanza el mar Mediterráneo y concluye en la antigua Roma tras recorrer unos 7.000 km. Diferentes tribus, comerciantes, sacerdotes, diplomáticos, soldados y aventureros iban y venían sin cesar a lomos de sus caballos y en las jorobas de sus camellos cargaban seda, porcelana, hierro y té que llegaba hasta Occidente. Pero estas caravanas comerciales también introdujeron técnicas artesanales, artilugios diversos, pensamiento y culturas, así como desconocidas frutas y verduras en China. De esta manera, la ruta propició intensos y frecuentes intercambios económico-culturales entre Oriente y Occidente.

En la antigüedad, las inmensas regiones al oeste de China eran conocidas como “Xiyu”.  En sentido estricto se refiere a la vertiente occidental de China, es decir, al territorio situado al oeste de Yumenguan y Yangguan (lugares pretéritos de China al oeste de la actual Dunhuang, en la provincia de Gansu) y al este de la cordillera del Pamir (葱岭 Cōnglǐng). En sentido amplio, se refiere a inmensas regiones al oeste de esta cadena montañosa que incluye a los actuales Afganistán, Irán y Uzbekistán.

A lo largo de la historia, la Ruta de la Seda ha estado compuesta por muchos caminos, senderos y vías. El corredor de Hexi se encuentra en el extremo este aunque el recorrido cambiaba constantemente según las condiciones meteorológicas o las circunstancias sociales. Conforme aumentaron las necesidades comerciales o de transporte se abrieron nuevas alternativas, otras más antiguas fueron modificadas o incluso abandonadas. Como consecuencia de todo ello surgieron diferentes itinerarios: el de la estepa, el del suroeste y el del mar.
Comerciantes, sacerdotes, diplomáticos, soldados y aventureros iban y venían sin cesar a lomos de sus caballos y en las jorobas de sus camellos cargando seda, porcelana, hierro y té que llegaba hasta Occidente.
Según los registros chinos, la primera persona que visitó la zona de Xiyu con sedas y otros regalos fue el rey Mu (穆王), de la dinastía Zhou Occidental (西周 1046-771 a.C.) alrededor del siglo X a.C. Partió desde Xi’an con su séquito y, tras recorrer miles de kilómetros, llegó a la zonas del actual Kirguistán. Allí conoció a la hermosa “Reina Madre de Occidente” (西王母 xīwángmǔ) con la que inició una relación de amistad que hizo que el rey Mu tardara más de dos años en volver a China. Como hay pocos registros sobre este asunto algunos creen que se trata sólo de una leyenda. Aun así, se considera la primera constancia que certifica las iniciales llegadas de chinos a las regiones del oeste (Xiyu). Como la parte este y sur de China están rodeadas por mar y la norte es una inmensa pradera, únicamente el occidente del país escondía una gran oportunidad de esperanza y misterios.

Entre los años 300 al 100 a.C. sucedieron dos acontecimientos clave que promovieron definitivamente la apertura de la Ruta de la Seda que conectaba Occidente y Oriente. En Occidente, la expedición al este dirigida por Alejandro Magno, y el nacimiento del Imperio Romano; en Oriente, la expedición al oeste, dirigida por Zhang Qian (张骞) durante el reinado del emperador Wu de la dinastía Han (漢武, Han Wu). Alejandro Magno (356-323 a.C.) conquistó el Imperio Persa y la mayor parte de la India, quedándose a un paso de China.

En 138 a.C., el ambicioso emperador Han Wu, recién llegado al poder, envió a Zhang Qian como representante imperial de la dinastía Han (汉 206 a.C.-220 d.C.) a las regiones del oeste para buscar alianzas y resistir la invasión Xiongnu (匈奴 Xiōngnú), tribus nómadas que vivían en el norte y noroeste de China durante las dinastías Qin y Han. Tras muchas dificultades y frustraciones, la misión de Zhang Qian llegó a Chang’an 13 años después (en el año 125 a.C.). Durante este viaje, Zhang no siguió un rumbo fijo, ni llevó seda u otros productos autóctonos como regalos. Aunque no formó alianzas empezó a conocer más sobre las regiones occidentales. Zhang informó al emperador Han Wu que en el reino Daxia, situado al noroeste de la India, encontraron bastones de bambú y sedas de Yunnan y Sichuan. Los lugareños dijeron que los habían comprado en la India. En el año 119 a.C. Zhang Qian dirigió una expedición de cientos de personas hasta las regiones del oeste. Esta vez llevaron un cargamento de monedas de oro y plata, miles de cabezas de ganado y una gran cantidad de seda y otros productos típicos chinos. De este modo se abrió por primera vez una vía de comunicación oficial entre la China de la dinastía Han y los países de Xiyu. A la vez, desde el oeste, Zhang llevó a China semillas de alfalfa y uva. Tras Zhang Qian, fue Ban Chao (班超) quien se encargó de mantener estables las relaciones diplomáticas en la Ruta de la Seda durante más de 30 años.
Dicen que alrededor del siglo I a.C., el emperador romano Julio César acudió al teatro con una bata de seda china tan hermosa que produjo gran admiración entre los presentes. En el Corán se puede leer: “la seda es la tela del paraíso”.
De hecho, antes de que Zhang Qian fuera a Xiyu la ruta ya existía entre los pueblos de Oriente y Occidente. En el siglo V a.C., la seda china llegó a la antigua Grecia y se convirtió en la tela favorita de clase alta. El historiador griego Ctesias, fue el primero que mencionó en su obra la palabra “seres” (en griego “de seda” o “lugar de la seda”) para referirse a China. Dicen que alrededor del siglo I a.C., el emperador romano Julio César acudió al teatro con una bata de seda china tan hermosa que produjo gran admiración entre los presentes. En el Corán se puede leer: “la seda es la tela del paraíso”. Hasta hoy día, en muchas ciudades españolas situadas a lo largo del Mediterráneo se pueden encontrar antiguas lonjas comerciales de seda. Aunque no todas las sedas que se comerciaban allí eran necesariamente de origen chino.  
 
Después de que Zhang Qian abriera la Ruta de la Seda se introdujeron en China desde Xiyu diversos alimentos como uva, alfalfa, nueces, habas, granada, sésamo, zanahoria o pepino. Y materias primas como lana, vidrio, piedras preciosas e incienso; o instrumentos musicales como el konghou y la pipa; e incluso el caballo Ferganá, procedente de Turkmenistán. Con la llegada de la seda a Occidente también se difundieron gradualmente sus conocidos gusanos así como las técnicas para su crianza, tanto en Asia central y Persia, como en Oriente Próximo y en España, Italia o Francia.

Tras el paso de Zhang Qian la ruta continuó siendo un camino muy transitado. Cuando Wang Zhaojun (王昭君 una de las “cuatro beldades” de la antigua China), viajó al norte para casarse con un xiongnu, sus carruajes también recorrieron las praderas de la Ruta de la Seda. Cai Wenji (蔡文姬 poetisa e intérprete musical de la dinastía Han) fue secuestrada por los xiongnu y llevada al norte y, tras 10 años de cautiverio, regresó a la Llanura Central y se dedicó a componer hermosas melodías en su paso por la Ruta de la Seda. Fa Xian (法显) y Xuan Zang (玄娤), de las dinastías Jin del Este (东晋 317-420) y Tang (唐 618-907) respectivamente, pasaron por la ruta cuando se dirigían a la India para estudiar los sutras de Buda. En 1271 Marco Polo emprendió viaje a Asia y se convirtió en uno de los primeros occidentales en llegar a China después de atravesar la Ruta de la Seda. 600 años después, entre 1868 y 1872, el geólogo alemán Ferdinand von Richthofen llegó a China por segunda vez para investigar las características geográficas y geológicas de 13 provincias de la dinastía Qing (清 1644-1911), entre ellas Guangdong, Jiangxi, Hunan, Hebei y Gansu. Fue durante este período cuando exploró en persona la Ruta de la Seda y le dio el nombre con el que hoy en día la conocemos.

El 1 de diciembre de 1992 se inauguró el ferrocarril llamado el “Puente Continental Euroasiático” de más de 10.000 kilómetros, que une Lianyungang (provincia de Jiangsu) y Rotterdam. De esta manera y junto a la red de carreteras y el transporte aéreo, la actual o nueva “Ruta de la Seda” se articula de una forma tridimensional. El 17 de junio de 2014 se inauguró el tren turístico Chang’an que sale de Xi’an y recorre el conocido itinerario de la seda. Aquel día 600 pasajeros tuvieron la oportunidad de disfrutar del trayecto. Este ferrocarril ha sido uno de los eventos más importantes que ha organizado el gobierno chino para impulsar la ruta del siglo XXI. Cinco días después de esta inauguración, el Comité del Patrimonio Mundial celebró su 38ª reunión en Doha (Qatar) e inscribió el tramo de la Ruta de la Seda que comparten China, Kazajistán y Kirguistán en la lista del Patrimonio Mundial con la denominación Rutas de la Seda: red viaria de la ruta del corredor Chang’an-Tian-shan.