El director que se animó a filmar la homosexualidad de África

En su última película “The Wound”, el sudafricano John Trengove trata uno de los grandes tabúes del continente. El misterio del Ukwaluka, el rito de la tribu xhosa que marca la transformación de los niños en hombres.
Fuente: El Mundo - 2018-01-07
"¡Soy un hombre!", gritan los adolescentes cuando son circuncidados con una hoja de afeitar rudimentaria. Sin anestesia, sin calmantes y, sobre todo, sin lágrimas. Porque está terminantemente prohibido llorar durante el comienzo del rito Ukwaluka de la tribu africana xhosa, que marca el paso de los niños a la etapa adulta. Dos veces al año, durante tres semanas, varios grupos de jóvenes - los iniciados - se retiran a las montañas para circuncidarse y aprender qué significa ser un hombre. La regla sagrada, inviolable y no escrita del rito es que todo lo que pase en la montaña, se queda allí.
 
Sin embargo, el director de cine sudafricano John Trengove desafía esta ley del silencio en su película “The Wound”, donde muestra con detalle en qué consiste el Ukwaluka. El protagonista, Xolani -el cuidador-, tiene a su cargo a un chico de ciudad, de familia pudiente, que acude a la montaña en contra de su voluntad, para someterse al ritual y aprender a comportarse como un "verdadero" hombre. El objetivo es que al regresar encuentre a una mujer y forme una familia.
 
Pero todo cambia cuando descubre que Xolani, quien le instruye en los valores de la masculinidad, es gay. Y que se acuesta con otro cuidador, que está casado con una mujer y tiene hijos. En torno a ellos gira una trama que aborda dos de los tabúes de África: el Ukwaluka y la homosexualidad.
El hombre que se atreve a decir que siente atracción por otros hombres - como hizo en la vida real el protagonista de la película, Nakhane Touré - sufre discriminación y rechazo.
"Estaba interesado en explorar lo que ocurre cuando un grupo de hombres se reúne y se organiza fuera de la sociedad y de los códigos de la vida cotidiana. Quería mostrar el intenso intercambio emocional y físico que se origina en estos espacios y cómo la represión de sentimientos puede conducir a situaciones de toxicidad y de violencia", explica Trengove sobre su ópera prima.
 
Del ukwalula no se habla en la comunidad. Pero de la homosexualidad tampoco se puede hablar o, más bien, es algo que nadie quiere escuchar. El hombre que se atreve a decir que siente atracción por otros hombres - como hizo en la vida real el protagonista de la película, Nakhane Touré - sufre discriminación y rechazo. La contradicción de la película está precisamente en juntar eso. En mostrar la homosexualidad en un contexto en el que lo importante es enseñar a los chicos el valor de lo varonil. En aprovechar ese entorno masculino para desmontar los estereotipos que persisten sobre la masculinidad negra.
 
"Existe una percepción generalizada de que la homosexualidad es algo antiafricano y una amenaza para la cultura tradicional. Por eso decidí contar la historia sobre el deseo hacia el mismo sexo dentro de un ritual tradicional. Eso me permite hablar no sólo del amor gay sino de las ideas preconcebidas sobre lo que significa ser un hombre", declara Trengove, que lleva años escuchando cómo Robert Mugabe, presidente de Zimbabue, y otros líderes africanos afirman cosas como que "la homosexualidad es un síntoma de la decadencia occidental que amenaza la cultura tradicional" o que "la homosexualidad es un virus para el organismo patriarcal".
"Existe una percepción generalizada de que la homosexualidad es algo antiafricano y una amenaza para la cultura tradicional. Por eso decidí contar la historia sobre el deseo hacia el mismo sexo dentro de un ritual tradicional".
Para este cineasta "hay más tabú alrededor de la circuncisión que de la homosexualidad, pero es esta última la que genera rechazo. Todavía hoy, en muchas partes de África, los gays tienen que vivir en la clandestinidad, para no ser atacados".
 
La película se desarrolla en Cabo Oriental, donde el director conversó con hombres que habían pasado por el ritual. "Escuché historias acerca de cómo puede ser un caldo de cultivo para comportamientos homófobos e hipermasculinos. Pero por otro lado llegué a conocer de primera mano el efecto transformador que tenía en algunos. En un mundo donde se sufre la ausencia de la figura paterna, hay algo profundo en un ritual que muestra a un niño su lugar en un mundo de hombres".
 
Trengove no hace un alegato en contra ni a favor de esta práctica. Sólo muestra las contradicciones entre un rito cultural y arraigado y entre aquellos que se salen de lo considerado "correcto".
 
El ex presidente Nelson Mandela rompió el secretismo que rodea al Ukwaluka en su biografía “Un largo camino hacia la libertad”, donde rememoraba con cariño el momento en el que le circuncidaron. "Recuerdo caminar más recto aquel día, más alto, más firme. Estaba lleno de esperanza y pensaba que un día tendría riqueza, propiedades y estatus".
 
Pero pese a este intento de normalizar un rito que genera mucha controversia entre los científicos y las asociaciones de derechos humanos, ya que cada año se cobra alguna víctima por las condiciones poco higiénicas en las que se realiza, entre quienes lo practican sigue imperando el silencio.